En esta exposición trataremos de reseñar brevemente los estrechos vínculos que existen entre las nociones de ambiente, geografía y educación ambiental, que van mucho más allá de lo puramente conceptual, semiótico o de temas clichés.
La noción global de ambiente es pues una idea muy compleja, con múltiples implicaciones y difícil de esclarecer. Según el geógrafo francés Pierre George (1972) el ambiente es un sistema de relaciones muy complejas (entre la atmósfera, la hidrosfera, la litosfera, la biosfera, la gnósfera) con gran sensibilidad a la variación de uno solo de sus factores, que al modificarse provocan reacciones en cadena.
El ambiente según Glasgow, P. Robinson y W. J. Jacobson (1995) esta conformado por los siguientes elementos constitutivos:
Cada componente ejerce influencia sobre los otros y es influido por ellos; para los seres humanos, como para los otros organismos, el ambiente reviste vital importancia, pero para nosotros como seres racionales, organizados socialmente este guarda una serie de valores (ecológico, económico, científico, estético, lúdico). Además debemos recordar que los seres humanos organizados en sociedades ocupan, organizan y modifican el entorno en distintos grados, según primen unos u otros valores, de acuerdo con el grado de desarrollo cultural, por ende tecnológico que hayan alcanzado, características éstas que varían a través del tiempo y el espacio.
En el devenir del tiempo las sociedades se fueron relacionando de diversa forma con los elementos de la Naturaleza. Cuando los grupos humanos descubrieron la utilidad de un elemento para satisfacer sus necesidades básicas (materiales o espirituales) este “elemento natural” se convirtió en un “recurso natural”. Todas las necesidades humanas básicas se satisfacen, directa o indirectamente, con recursos de la Naturaleza, como resultado de ello las sociedades actúan sobre los ambientes naturales, ocupándolos y organizándolos, construyendo así los espacios geográficos.
Advertimos entonces que las influencias mutuas, las continuas interacciones entre los distintos componentes del ambiente sustentan, en éste, un equilibrio dinámico y que cualquier acción, ya sea generada por fenómenos naturales o actividades humanas, determina un impacto ambiental en primer lugar, y que posteriormente, si conlleva efectos negativos y es persistente en el tiempo, ocasiona problemas ambientales.
En relación con esto, Sunkel, O. (1990) sostiene que la prioridad sobre los temas centrales referidos a problemas ambientales tiene tres razones básicas:
Es por esto que a la hora de pensar, planificar y desarrollar cualquier intento de Educación Ambiental se debe considerar al ambiente como un conjunto complejo que abarca lo natural y lo creado por el hombre, es decir lo sociocultural (económico, político, tecnológico, histórico - cultural, moral, estético) y toda la intrincada trama de interacciones o relaciones causas – consecuencias que se entablan entre los diferentes componentes.
El término "Educación Ambiental" fue definido por primera vez, en 1969, por el Dr. William Stapp de la Universidad de Michigan y consiste en el conjunto de acciones y procesos orientados a enseñar como funcionan los ambientes naturales y en especial como los seres humanos pueden cuidar los ecosistemas para vivir de modo sostenible, minimizando la degradación y la contaminación. Esta dirigida a todos los sectores de la población y se divide en tres grandes grupos: Educación Formal, Educación No Formal y Educación Informal.
Según José Félix Martínez (2001). "La educación ambiental resulta clave para comprender las relaciones existentes entre los sistemas naturales y sociales, así como para conseguir una percepción más clara de la importancia de los factores socioculturales en la génesis de los problemas ambientales. En esta línea, debe impulsar la adquisición de la conciencia, los valores y los comportamientos que favorezcan la participación efectiva de la población en el proceso de toma de decisiones. La educación ambiental así entendida puede y debe ser un factor estratégico que incida en el modelo de desarrollo establecido para reorientarlo hacia la sostenibilidad y la equidad".
Claro está que este tipo de educación tiene en especial sobrados aportes, teóricos prácticos, desde la Ecología, las Ciencias Naturales y la Geografía.
La Geografía es la Ciencia Social que interpreta, a través de sus principios de localización, causalidad, conexión y actividad o evolución, la configuración ambiental y espacial de la Tierra y estudia la ocupación y organización humana del espacio. Así, tanto en el campo del saber científico como en el del saber didáctico, previa transposición didáctica, se caracteriza por su doble perspectiva, por un lado la espacial interesada en el medio como sustrato natural y sustento de la vida, y por el otro, la social preocupada por las interacciones de los seres humanos entre sí, con el ambiente, con la tecnología y con sus obras. Perspectivas integradas por tres formas de análisis: el espacial, el ecológico y el regional. De esta forma la Geografía, como ciencia y como disciplina, ofrece a la sociedad toda pero especialmente a los estudiantes y a los sectores productivos y de gestión un enfoque holístico de la cambiante realidad mundial, nacional, regional y local, contribuyendo a una mejor apreciación de las problemáticas emergentes, al considerar que el todo no es igual a la suma de las partes. En este punto, la Geografía, ya sea como materia de enseñanza o como ciencia que investiga la realidad socio ambiental cumple su finalidad básica de hacer que los diferentes actores sociales piensen y comprendan el espacio.
Apreciamos según estas impresiones la profunda vocación de Educación Ambiental que conlleva la ciencia geográfica, la que a lo largo de casi dos siglos, se ha ocupado en forma sagaz de la relación hombre-medio, haciéndolo desde la perspectiva de quién domina a quién: el medio físico (posturas determinista) o el ser humano (posturas posibilistas) y todas las situaciones intermedias que se quieran. Así los tipos de dominios han tenido visos económicos, políticos, estratégicos… sustentados en posturas unidimensionales que condujeron a una situación crítica, la que Elisée Reclus había previsto hace cien años, una ruptura del equilibrio entre el hombre (sociedades) y su medio (espacio).
En efecto, no debe perderse de vista que los graves problemas ecológicos, tal y como hoy los percibimos y padecemos a escala planetaria tienen una causalidad específicamente humana. Son problemas creados por los hombres, y no por ninguna otra especie animal o vegetal. Al mismo tiempo, la especie humana es también la única que tiene historia, que crea civilización, que es capaz de progresar socialmente, que dispone de cultura y que es capaz de transmitirla de generación en generación a través de la educación. Sólo el hombre es sujeto de educación.
Es por ello que, en la actualidad, esta ciencia social debe impregnarse de un profundo espíritu conservacionista e incentivar la búsqueda de posibles alternativas de solución que restablezcan una armonía dinámica en la nueva organización social, territorial y política que se está gestando en el siglo XXI, para ello deberá orientar la gestión social del espacio, promoviendo el desarrollo sustentable y la unidad en la diversidad.