El funcionamiento y estructura de los ríos con planicie de inundación, como el Paraná y el Paraguay, están condicionados por dos fases complementarias del pulso hidrosedimentológico: aguas altas o potamofase y aguas bajas o limnofase, las cuales influyen notablemente en la estabilidad de los ecosistemas del macrosistema fluvial. La frecuencia, la intensidad y la duración de ambas fases dependen de la posición topográfica de las islas del río, por lo que, en cada punto de la planicie inundable, los efectos de una misma creciente son potencialmente distintos.
Esta dinámica de pulsos resulta de estímulos climáticos muy distantes como los deshielos del macizo andino o las lluvias en el Pantanal y en el escudo de Brasilia y está caracterizada por atributos hidrológicos, definidos en la función f fitras, acrónimo de: Frecuencia, Intensidad, Tensión, Regularidad, Amplitud, Estacionalidad.
La interpretación del paisaje y el análisis de la distribución y dinámica de las comunidades fluviales son considerados dentro de la interacción de elementos y procesos que ocurren a nivel de la cuenca, según la dinámica de los pulsos, incluyendo indicadores de distinta escala temporal como variables hidrológicas, geoformas y los distintos compartimentos bióticos del paisaje.
Analizar la dinámica del río Paraná como condicionante de la biodiversidad en distintos paisajes fluviales.